sábado, 10 de octubre de 2009

Acomodo
Minucioso itinerario del el amor

Leer un poema de Iliana Morales es recorrer, quizás de la forma más libre y placentera, esa realidad diversa de nuestra ciudad. Puede uno, a medida que cada palabra le va entregando sus metáforas, disfrutar las formas de color de cada calle, sorprenderse con las dimensiones sonoras de sus incansables espacios, descubrir el mundo en sus vapores humanos o simplemente detenerse a escuchar la musicalidad expansiva de cada uno de sus extraordinarios e insólitos amaneceres que, de manera migratoria, pueden ser auroras, atardeceres o noches para amar la tristeza del firmamento.
Es progresivamente y a medida que transitamos la experiencia de lector consagrado y poseído por las fuerzas y el poder de cada verso, un experiencia que se inflama y reconstruye desde los sentidos, que involucra cada pérdida de conciencia, que ahonda en los resquicios de las pasiones y se apacigua ante la explosión de la memoria por exigencia incontestable de cada acto evocativo. Leer los poemas que esta poeta de materia lingüística ha puesto a nuestra disposición, rejuvenece nuestro largo itinerario por el laberinto formal que es nuestra Maracaibo en dos casi medios siglo y nos empuja a la aprehensiva tarea de redescubrir su historia, su cotidianidad, la impronta de su oralidad, las profundidades de sus ligerezas o lo convulsivo en las emociones de sus habitantes.
En María en medio sol de la Nueva Venecia fue la memoria con la niñez indicando cada dirección de calle, mostrando uno a uno los resquicios de rutina, enseñando los colores brillantes que definen los rostros de cada familiar, amigo o vecino a la vuelta de muchas historias, de compulsivas nostalgias, de incontrolables añoranzas. Y el libro se identifica, metáfora a dialecto, con el ritmo oral del corazón que es cada maracucho.
Acomodo viene, con la carga de su diálogo irreprimible y con la paciencia de quien ha aprendido a transformar cada experiencia, toda vivencia, en un promontorio desde donde se puede amar sin dejar que el sol acabe con nuestras alegrías. Puede que el tránsito entre el sueño, la tristeza, el rubor, el roce con las texturas ceremoniales de Maracaibo infinito y el desenfreno, los murmullos dislocados, un claro oscuro que se desprende a veces sobre el pavimento en plena lluvia, los sudores quebrados en el altar de los vapores aromáticos que es misticismo de amar – odiar en la rutina de los astros, pueden todas las nostalgias del recinto que es cada contemplación lacustre apaciguada, reitero, que hagan del delirio de vivir de Iliana, en constantes intercambios de dimes y diretes, de silencios y pavorosas expresiones que el querer un día convirtió en días de semana, árboles sobre el asfalto, edificios en el lago, el impulso para alegrar lo que queda de aquella ciudad que se nos olvida.
Acomodo es una respuesta en versos de voz que nadie podrá detener en su fragorosa intensión de atropellar nuestro abandono. Es una mágica adicción a la tristeza de ver esta ciudad ejecutada por el olvido. Al mismo tiempo, es una obstinada fuerza de felicidad, al encontrar que repentinamente, de policromías y polifonías está hecho el aire tropical que recrudece en vértigos cada calle, cada día, el ser lacustre que siempre solemos ser.

Acomodo es el primer libro de la Colección Cal y agua; editado bajo la responsabilidad de Ebrahim Faría, Iliana Morales y Ángel Madriz e impreso en los talleres de EDILUZ en octubre de 2007. El diseño de la carátula y las ilustraciones son del pintor Luis Cuevas.

1 comentario:

  1. Saludos Ángel bien bueno los articulos que colocas, espero que sigas publicando.
    te recomiendo que coloques un contador de visitas para que puedas ver la cantidad de entradas que tiene el blog...Saludos....Hugo Quintero

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